Al momento del fallecimiento de un amigo, familiar o ser querido especialmente, los deudos deben hacer los arreglos pertinentes para el funeral. En este espacio escuchan muchos términos utilizados por los empleados de la funeraria, tales como pueden ser funeral, tanatorio y velatorio, por ejemplo.
La muerte de un ser amado deja un enorme vacío en quienes le sobreviven. Se trata del tránsito por un sentimiento de profundo pesar para los dolientes. Son momentos sumamente complejos emocionalmente, de modo que resulta de vital interés conocer con antelación qué significa cada uno de ellos.
¿Qué es un funeral?
Se conoce con el nombre de funeral al grupo de rituales y ceremonias que se llevan a cabo en memoria de la persona fallecida, previas al entierro en un cementerio o bien a la cremación.
Sin embargo, en el segundo caso, es decir, si el cuerpo ha sido incinerado, dicho funeral puede celebrarse antes o después. Hay que destacar, no obstante, que todas estas ceremonias dependerán de las creencias religiosas del difunto.
Por ejemplo, en España son muy socorridos, tanto los funerales laicos como los religiosos, aunque, en ambos casos, el objetivo es el mismo: despedir a un ser querido, con la pequeña salvedad de que, en el funeral laico, la vida de la persona fallecida no se encuentra asociada a símbolo religioso alguno.
En el caso de que el fallecido no tenga nombre conocido, las ceremonias se realizan en plena intimidad, solo entre las personas más cercanas al occiso. Ahora bien, si se trata de una personalidad pública, el funeral suele llevarse a cabo de manera multitudinaria.
Entender el tanatorio
El tanatorio es el nombre que recibe el espacio donde se ejecutan los servicios de preparación del cadáver antes de ser expuesto en un funeral, para luego ser enterrado o cremado.
Los amigos y familiares pueden hacer presencia en el tanatorio con tal de acompañar y velar por el cuerpo inerte de su ser querido. Estos establecimientos cuentan con una serie de salas, siendo el velatorio la más conocida. Sin embargo, existen muchas otras, tales como pueden ser las áreas de preparación o las cámaras.
Curiosamente, los tanatorios no existían en España hace 50 años. De hecho, aparecieron por primera vez en el año de 1970. Antes de esa fecha, las familias velaban a los difuntos en su residencia, algo que, sin duda resultaba bastante incómodo y antihigiénico por demás.
El primer tanatorio de que se tuvo noticia en la Península ibérica fue el llamado Sancho de Ávila, ubicado en la ciudad catalana de Barcelona. En 1968, abrió por primera vez sus puertas al público, cambiando radicalmente la manera de prestar servicios fúnebres en el país.
La despedida en el Velatorio
Por último, también existen los velatorios, que conforman una parte de las salas de los propios tanatorios antes mencionados y descritos. A pesar de que, muchas personas creen que son sinónimos, no es así, no son lo mismo. En realidad, el velatorio es, como su nombre lo indica, el lugar donde se vela por el cuerpo del difunto.
Se trata de una sala amplia y espaciosa con todas las comodidades para albergar de forma segura e higiénica a todos los deudos y asistentes quienes tengan a bien acompañar y despedir de este mundo a la persona fallecida.
En líneas generales, entre los principales servicios que ofrece un tanatorio dentro del suelo español destacan el servicio de tanatoestética y tanatopraxia, las confortables salas de velatorio, servicios de cremación o inhumación del cadáver, así como el debido protocolo, dependiendo de si se trata de un funeral religioso o laico.
Venta de ataúdes, lápidas y flores, emisión de esquelas, carros fúnebres para el traslado, pero, además, también se puede optar por asesoramiento psicológico y jurídico.
En Funerarias Duero queremos ayudarte en los momentos difíciles. Aportar toda nuestra experiencia durante la despedida de la persona querida. Te apoyamos en todos los trámites burocráticos iniciales y tramitamos seguros de decesos. Estamos cerca de ti. Gestionamos siete velatorios en la provincia de Zamora, incluyendo en la capital. Puedes contactarnos durante las 24 horas del día.