Mantener el recuerdo de los que ya no están

Mantener el recuerdo de los que ya no están

La muerte hace imposible que volvamos a tener junto a nosotros a la persona a quien tanto amamos y nos amó en vida, pero sí que podemos cambiar la actitud para sentirnos mejor con la pérdida.

Hay días de recuerdos. Memorias de un pasado mejor acompañados por las personas queridas que ya no están con nosotros. Son días que saben a nada, a ausencia y todo vacío conlleva un proceso de duelo.

Su imagen de estar presente

Es un hecho que este pasado que más nunca volverá a repetirse, se convierte en el centro de nuestros pensamientos más profundos cuando recordamos a nuestros seres queridos fallecidos, un signo inequívoco de nostalgia y de profunda desolación.

Se añora a lo que no tiene retorno, algo que resulta muy difícil de manejar.

La pena y el sufrimiento son las principales protagonistas de este acto. Sin embargo, estas emociones y sentimientos tienen una función evolutiva, significan algo y brindan información. La ansiedad y el miedo son una alerta roja de la presencia de una amenaza y la tristeza, por su parte, de que existe algo en nuestra vida que no va bien.

Lo cierto es que no podemos recobrar a la persona amada y volver a tenerla entre nosotros, pero sí podemos cambiar el modelo para sentirnos mejor con la ausencia del ser físico. ¿Cómo?, veamos:

Aceptar la pena

No se debe rehuir del malestar. Vivimos en una sociedad en la que queremos a toda costa estar siempre felices. Los mensajes positivos y optimistas que nos caen encima como bombas hacen que pareciera que no se es nadie si no se es feliz.

Es necesario aprender a aceptar que nos sentimos mal y el motivo de nuestra tristeza. Cuando muere un ser querido, la vida en pleno da un giro de 180 grados y todo se transforma, todo cambia radicalmente en nuestro entorno.

Sin embargo, a medida que aumenta nuestra capacidad de adaptabilidad conforme al paso del tiempo, estos sentimientos de ansiedad y angustia irán disminuyendo en intensidad. Hay que dejar que todo siga su curso natural.

Sufrir no es amar más a una persona

Como sociedad relacionamos la pena y la tristeza por la pérdida de un ser querido con el amor que le profesábamos en vida. Normalmente, se cree que habría que recordarla con lágrimas y no con risas, porque, si no se llora, no se siente, lo cual está muy alejado de la realidad.

El verdadero amor se demuestra a través de la dedicación, la comprensión, el respeto, el tiempo compartido, el apoyo, el cariño, la comunicación, pero, de ninguna manera a partir de la tristeza por la pérdida.

Recordar las cosas positivas y buenas de un ser querido

Los recuerdos no tienen que estar centrados en lo que se ha ido y nos falta, sino más bien en las enseñanzas y las experiencias que nos legó esa persona, las veces que reímos juntos.

Se hace urgente aprender a disfrutar de la persona fallecida. Recordar hace que podamos llegar a experimentar emociones idénticas a las vividas en el pasado. El recuerdo las aviva.

Pensemos, en todo caso, en cómo le gustaría a nuestro ser querido que nos viéramos hoy y tratemos por todos los medios de complacerle esforzándonos por mantener a raya las emociones negativas de tristeza y desolación por su ausencia.

Las personas a quienes amamos en vida nos desean el bien y quieren que seamos felices. Y si bien sufrir por quien ya no está entre nosotros es normal, de seguro que no es lo que la persona fallecida hubiera querido para nosotros.

 

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