Cuando un ser querido nos deja para siempre, la familia se debe debatir en medio de su profundo dolor, entre si el cuerpo del fallecido será enterrado o bien incinerado en los hornos de un crematorio.
Se trata de una decisión personal, a menudo influida por la fe, por la tradición familiar y las creencias religiosas personales. También, es evidente que el importe por gastos velatorios varía sustancialmente.
Tomar la mejor decisión
Cuando se elige la cremación, no solo se paga el procedimiento, sino que también se debe costear la urna elegida y en algunos casos por una bóveda o cripta.
En cambio, si se opta por la sepultura bajo tierra, si se elige el entierro, la familia pagará el embalsamamiento, además del ataúd y la apertura y cierre de la tumba. En ambos casos, es probable que pague también por concepto de traslado del difunto.
Sin embargo, lo cierto es que, la cremación ha ganado cada vez mayor popularidad, por encima de los entierros tradicionales como la opción más llevadera y, en muchos casos, menos traumática para los dolientes quienes buscan despedirse para siempre.
Diferencias entre la cremación y el entierro tradicional
Existen muchas diferencias entre la cremación y el entierro tradicional de una persona fallecida. Por ejemplo, al momento de incinerar un cuerpo, no quedan más que solo cenizas de él.
Por el contrario, el cuerpo permanece intacto durante el entierro. No obstante, tanto el proceso de cremación como el del entierro pueden llevarse a cabo inmediatamente después de sobrevenida la muerte tras un servicio funerario tradicional, o bien antes de un servicio conmemorativo.
Ahora bien, en el caso de que el cuerpo sea inhumado, puede ser enterrado en la tierra o, en otros casos, en un mausoleo. En cambio, los restos incinerados son devueltos para ser conservados por la familia, esparcidos a los aires, al mar, enterrados en la tierra o sepultados en un columbario.
Respeto ante todo
Cuando hablamos con personas que están decidiendo entre el entierro y la cremación, notamos cómo se repiten en sus mentes algunos temas y preguntas frecuentes.
Una de las preocupaciones más comunes que la gente expresa es el deseo de que se respete a la memoria del fallecido y, por extensión, a su cuerpo.
Sin embargo, es interesante considerar el hecho de que, para algunas personas esto significa preservar la integridad del cuerpo, mientras que, para otras, la idea de dejar que los restos se deshagan poco a poco bajo tierra es simplemente impensable.
Impacto en el medio ambiente
Si se trata de una persona o familia con conciencia ambiental, hay que saber que existen pros y contras, tanto para el entierro como para la cremación. Aún se mantiene un debate en este sentido entre los partidarios de una u otra opción, es decir, sobre cuál de ellas tiene menor impacto negativo en el medio ambiente.
Algunos creen que, durante el proceso de cremación se libera una cantidad significativa de contaminantes, mientras que otros destacan la falta de biodegradabilidad de los materiales utilizados en la elaboración de los ataúdes convencionales, así como la toxicidad de los líquidos de embalsamamiento.
Ello ha dado como resultado que, la cremación es una mejor opción ecológica.
A pesar de ello, no es menos cierto que, en los últimos tiempos ha habido un incremento significativo de lo que se conoce como entierros naturales o ecológicos. En este tipo de sepulturas no se utilizan líquidos de embalsamamiento y los ataúdes se fabrican con materiales ecológicos y biodegradables.
Si bien la cremación es un ritual obligatorio en muchas culturas y religiones orientales, curiosamente, el judaísmo, por ejemplo, ha rechazado tradicionalmente la cremación; sin embargo, algunos acólitos de la Torah aceptan hoy en día a esta práctica.
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